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martes, 17 de noviembre de 2015




CONCLUSIÓN FINAL SOBRE LA COYUNTURA JUDICIAL Y FISCALÍA



Para nosotros ha sido muy importante conocer algunos elementos generales de los acontecimientos que se dan en la rama judicial en el contexto capitalino y vemos que muchos de estos acontecimientos, aunque se dan en Bogotá, tienen una gran incidencia en el panorama nacional. Nos preocupa sobremanera que la corrupción en vez de disminuir, se mantiene y se acrecienta de manera significativa y gran parte de ella se da en poder político de nuestro país. La corrupción política afecta de manera significativa los intereses del pueblo y la permanencia de la impunidad es increíblemente grande; son muchas las personas involucradas en hechos de corrupción las que hoy en día se encuentran gozando plenamente de su libertad mientras quienes tienen la iniciativa de denunciar estos hechos, son perseguidos y estigmatizados de manera permanente. 


La justicia de nuestro país es supremamente insuficiente e injusta, pues los delitos de corrupción son castigados de manera muy leve y quienes cometen este tipo de delitos poseen grandes beneficios a la hora de negociar sus penas. Por su parte delitos que atentan, no contra la seguridad del pueblo sino contra la estabilidad del orden establecido, son castigados con severidad ya que afectan los intereses de las clases dominantes. Además dentro de la misma rama judicial se evidencian grandes casos de corrupción, tales como el soborno de jueces y fiscales para retrasar procesos de imputación, magistrados involucrados en sobornos de elevado presupuesto, compra de jueces para dejar en libertad a políticos corruptos y un gran número más de casos que nos tardaría mucho tiempo nombrar. Mientras la corrupción permanece en nuestra ciudad y nuestro país, las desigualdades sociales se siguen acrecentando y son las clases más bajas las más afectadas por estos hechos y mientras tanto quienes detentan el poder siguen haciendo de las suyas en sus altos cargos políticos, incrementando sus fortunas y engañando al pueblo. Necesitamos con urgencia una reforma a la justicia, pero una reforma que ataque en verdad la corrupción, que beneficie al grueso de la población y castigue a quienes atenten contra los intereses comunes de toda la sociedad colombiana.

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